El tantra dice que el sexo es la llave que abre y cierra la puerta, y desde mi experiencia personal y como terapeuta lo he podido experimentar que es así , he podido recibir pacientes y ver con sus procesos emocionales, físicos y hasta su evolución espiritual cambia según sea su comprensión y la forma en que viven su sexualidad. A consulta llegan muchas mujeres en estados de ánimos depresivos, frustración y nostalgia sin ninguna aparente razón, e indagando sobre su vida sexual, narran tener encuentros esporádicos y netamente físicos con los hombres, sin sentirte en lo absoluto conectadas o compenetradas con ellos, haciendo uso de su “libertad” sexual, y lo peor de todo con los juicios y creencias acerca de los hombres bastante fuertes y denigrantes. 

Al conversar un poco más extensamente se dan cuenta que estas opiniones vienen fundamentadas por hechos pasados y que no están pudiéndose conectarse con cada persona por separado sino que han echado a todos los hombres en la misma bolsa y por lo tanto relacionándose no con el presente del aquí y el ahora sino con el pasado y el pasado está en la mente no en el cuerpo, por lo cual cuando hay unión no pasa nada nuevo, porque es un cuerpo vacio entregándose entonces realmente la polaridad no se une y la luz no se prende, y simplemente deja a la persona con una sensación más vacía. 

Cuando logran ver este patrón de comportamiento y cambian si actitud frente al vínculo y frente a la unión inmediatamente cambia su energía, su vitalidad y hasta su forma de sentirse consigo misma, estando mucho más cómoda consigo misma, pues el encontrarse con la polaridad en el afuera hace que la polaridad interna se active y equilibre. 

Es entonces como el tantrismo habla de la comunión con el todo, una práctica tántrica es por ejemplo meditar en una pluma de pavo real, observada hasta que la pluma también nos observe, que desaparezca el observador y el observado , es decir, que se fundan el uno en el otro y se vuelvan unidad.

Sajeeva Hurtado.